Un día en verano

Ese día, tan caluroso que las sales de su excitación permanecían intactas en cada folículo de su piel, provocando hormigueos repentinos de pertenecerle sin límites; entregada, solo al loco deseo de alcanzar la cúspide en la virilidad de sus venas.

Con el antepenúltimo sol de noviembre se escapa la inmensa soledad, la noche advierte con la tibieza que tiembla en la piel y el fogaje les abraza despojándoles de caricias lascivas que adormecían saboreando la espera de su clandestino encuentro.

Las horas se alargan con el festejo del verano, el preludio se torna insensato e inagotable; la rigidez canela se anida en su garganta, ahogándole con el pulso constante que le apuñala y pereciendo su voz con araños al femoral de su amante; en tanto, su comisura enrojecida de agasajos, con vehementes escalofríos se enfrenta al deguste desinhibido.

El placer se alimenta en la débil carne como si no hay un después, con el ardor de las entrañas se engranan los gemidos, se ensanchan las ansias y sin reserva tocan fondo los azotes en un vaivén que los apresa como la templanza de un canto al amanecer.

Un sorbo de lo prohibido les queda en los labios y con sed de una bocanada de aire niegan al sol que se poza en sus cuerpos para extasiarse con su desnudez.


® Lҽɳι @Vıɖąʂųƈɛʂıơŋ

06.03.2023
Foto Web

Soy lo Prohibido
Natalia Lafourcade

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