Me deslizo
sigilosa
por los valles serenos
entre duras rocas
y el húmedo pasto
cebo de mariposas.
Me detengo
a saciar la sed
en el arroyo cristalino
espabilando la corriente
a fluir
sus aguas,
y captura mi atención
la sangre caliente
de una presa
al alcance
e inofensiva.
Embosco
seduciendo
con la malicia
hecha danza
y la hipnosis
del fijo mirar.
En mi boca
se precipita
el divino veneno
que segregan
las glándulas
al capturar
el gran botín.
Siento
su asfixia
y me incita
a engullir,
a ejercer presión,
a enrollarle
con mi cuerpo,
a deleitar
en mi fauces
su sabor.
Sentir
el intenso dominio
de la fuerza
del fuego
y del instinto
en complicidad
con la naturaleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario