En el sentir de su corazón
un latido fugaz,
el frío que bombeó
mi pequeña mano cimbró
circulando la tinta de su dolor,
su mente adormecía
a los pies del alma sabia,
en las venas del tiempo
células de paz y amor.
Las cicatrices en su piel
aún sabían a traición
lamí el misterio
que amordazaba su pecho
y los rastros de sujeción,
de sales su cuerpo inerte
en mis brazos desnudo.
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