Materia

Soñé que existías
Aquella noche en Venus
donde llovían pétalos que acariciaban las rocas
y tu cálida esencia se posaba indiscreto en su nombre.

El magna de tu pasión en tierra volcánica,
néctar de fuego entre capas de roca y cenizas
un anhelo líquido a los ojos de un simple mortal.

Sí, soñé que existías
pero no! Eras real, de piel y deseo.


® Lҽɳι @Vıɖąʂųƈɛʂıơŋ
27.03.25
Gracias a la fuente de inspiración
tan real, como este verso.

Foto: Adam Martinakis

¿Y ahora qué?

Si en las sábanas la oxitocina humedece el tiempo y arrebola las paredes de mi ser cuando tu demonio concibe con el mío.

Si los gemidos de nuestras voces empastan rítmicamente con el crujir de la madera que se dilata.

Si el gusto dulce del placer se cristaliza acre y salobre al paladar sereno del canto.

¿Y ahora qué?
Si se extingue la noche con el último orgasmo.

® Lҽɳι @Vıɖąʂųƈɛʂıơŋ
06.03.25
Foto Web


Fracciones

Tuya es la piel que erizas
con tan solo pensarte viril
y los deseos
que palpitan lujuriosos
en la espera de otra entrega.

Mía es la rigidez
de tus mañanas
cuando en mi aliento
eyaculas pasión
y dejas ese gustito salobre
en mis ansias.

Tuyo, mis profundidades
Mío, el placer de tu carne.

De ambos
lo perverso e insaciable.

                       ® Lҽɳι @Vıɖąʂųƈɛʂıơŋ
                                   27.02.25

Manifiesto

Señor juez
culpable soy
sí, por tatuar en su piel
arte de calle.
El defensor pide alegatos
de utilizar a favor,
no pretendo absolución
ni aprobación de la sociedad.
Su cuerpo temático,
misterioso y desolado
es el escenario ideal
de esta ensayista urbana.

® Lҽɳι @Vıɖąʂųƈɛʂıơŋ
27.02.25
Foto web

Nexos

Fue un día alejado de lo común, el despertador no sintió los rayos del sol y sin vacilar decidí hacerle compañía. Me quedé a su lado observando como giraban una y otra vez las manecillas.
La mañana se sentía gris, lo que quedaba de ella.
Me senté a dibujar garabatos, dirían algunos; en otros, un significativo detalle.
Salí a despejar las ideas, a sentir la hierba recién cortada, su frescura tentadora y hasta las aves volando en el cielo apagado. Al cabo, una vaca salió al paso, si, una vaca de mirar un tanto extraño, como si quisiera decirme algo.
Con el café en mano, ya le estaba hablando. No es juego, ni estoy loco, platicaba con el mamífero del calor en este verano, de los días largos y las noches recortadas. Le contaba anécdotas que aún se reían en mis oídos de las caras graciosas paladeando un Expresso Martini. Lejano se empezaron a sentir sus pasos hasta que no pude divisarla.
Inmóvil recuerdo la tarde, podía sentir envejecer.
El anochecer alertaba las aves, la humedad a levantarme del pasto. En ese instante, me sentí solo, desnudo, vulnerable. Corrí a descolgar el polvoriento teléfono, como si ella estuviese allí, esperando detrás, a que le llamase. Su voz se sentía agitada, mi cuerpo asintió contra la pared al sentir la calidez de sus palabras. ¿Quieres colgar? Pregunté. Dejé de ser yo, ese hombre atrapado.

® Lҽɳι @Vıɖąʂųƈɛʂıơŋ
26.02.25
Foto web