El corazón palpita
al ritmo del segundero
y las palabras penden
de las manecillas del obtuso reloj
purgando el pensamiento
de toda imaginación;
no me centro en el letargo
de su velocidad,
me hago torpe
en la orientación
y me desplomo como arena
dentro de un cristal de tiempo
que mide la gravedad
de las palabras
en la eternidad
de sus verbos.
Y en el contenedor
hermético
vacío de recuerdos y presagios
entrego visado
el amor
la dulzura
la confianza
la libertad
la lealtad
y la sed
de mi alma.
Déjate amar
como te aman
mis versos.
® Lҽɳι @Vıɖąʂųƈɛʂıơŋ
08.02.2022
Foto Web
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